Después de más de 100 años, nacen las primeras tortugas en las Galápagos

Tras exterminar las ratas, los quelonios pueden reproducirse de forma natural. La presencia de los roedores había provocado un desequilibrio natural.

Dos tortugas de corta edad, en la Isla Pinzón de Ecuador

Dos tortugas de corta edad, en la Isla Pinzón. | Fuente: Parque Nacional Galápagos 

Las Galápagos (Ecuador) están de enhorabuena. Tras un largo período en el que ya no nacían ejemplares de tortugas, lo han vuelto a hacer de forma natural en la isla Pinzón. Esto ha sido posible gracias al exterminio de la rata negra (Rattus rattus).

La presencia de la rata negra en la isla Pinzón, de 1.789 hectáreas, provocó la disminución de especies como la paloma de Galápagos, lagartijas y serpientes. Incluso, durante años no pudieron nacer en el sector, de forma natural, las tortugas gigantes, pues los roedores se comían sus huevos. 

Tras años de lucha contra los roedores foráneos, por fin se ha conseguido erradicarlos. Esas ratas tienen una forma muy rápida de reproducción, y no tienen especies depredadoras. Las ratas depredan a los neonatos de estas especies, y también compiten por alimentos en términos de la vegetación. Es por ello que ya desde hace unos años se lleva luchando contra ellas.

Lucha contra las ratas

Para exterminar a las ratas se ha usado por primera vez en el mundo un sistema de drones para controlar especies de vertebrados. Estas máquinas permiten dispersar el veneno con el menor impacto en el medio ambiente, sin necesidad de pisar el terreno. El veneno distribuido era de una baja toxicidad, lo que permitía a las ratas volver con vida a sus madrigueras, donde morían. De esta forma, los cuerpos muertos no quedaban al aire libre. Sin embargo, puesto que existía la posibilidad de que alguno de los 12 gavilanes que habitaban la isla ingiriesen los cuerpos envenenados se optó por trasladarlos a la isla vecina de Santa Cruz. Pasado un tiempo prudencial de 3 años, las aves han vuelto al mismo lugar donde fueron capturadas.

El éxito del proyecto ha quedado más que evidente. En dos años de monitoreo tras esparcir el veneno, no encontraron ratas en Pinzón y en 2014 la declararon «libre de roedores».

Hasta la fecha, las únicas tortugas que había en la isla habían sido criadas en cautividad y se ponían en libertad a los 5 años de edad, cuando ya son los suficiente grandes como para no ser devoradas por las ratas. Estos primeros nacimientos de tortugas en libertad arrojan esperanza a un castigado entorno natural. Por ello, los expertos creen que a partir de ahora, y si no hay nuevas reintroducciones, habrá que esperar 20 años para devolver al ecosistema el equilibrio total.

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